CASTILLOS DEL LOIRA
UN RECORRIDO DE LEYENDA POR EL CORAZÓN DE FRANCIA
CASTILLO INELUDIBLE
Chambord. Su escalera helicoidal es obra de da Vinci.
El País del Loira es una apacible región marcada por el curso de varios ríos que riegan una fértil vega donde se producen algunos de los vinos más célebres de Francia. Su clima benigno y su localización junto a una de las vías fluviales más importantes del país fueron decisivos para que, a partir del xiii, monarcas y nobles erigieran allí castillos que competían en lujo y refinamiento. Aquel gusto por lo exquisito se sigue palpando hoy tanto en las grandes ciudades como en los pueblos más pequeños.
El viaje por el tramo más espectacular empieza en CHAMBORD.
Conserva calles medievales, la catedral y, dominando el conjunto, un castillo del siglo xiii con
una monumental escalera renacentista que fue encargada por Francisco I. El mismo monarca
ordenó la construcción de Chambord, a 18 kilómetros y considerada una obra maestra del Renacimiento francés. A medida que uno se acerca por la carretera que cruza el antiguo coto de caza,
lo primero que salta a la vista son las esbeltas torretas que coronan el palacio de Chambord. Todo
el interior gira en torno a la escalera de doble revolución, cuyo diseño se atribuye a Leonardo
da Vinci, quien llegó invitado por ese mismo rey.
CHAMBORD. Es la mayor mansión del Valle del Loira.
Tiene 440 habitaciones y una escalinata de doble hélice. Las obras
empezaron en 1519 y el último sector se completó en 1685.
Continuamos la ruta en busca de un personaje muy diferente, esta vez de ficción, y lo encontramos
a pocos kilómetros en el Château de Cheverny, que sirvió de inspiración al belga Hergé para dibujar la mansión del capitán Haddock, compañero de aventuras del intrépido Tintín. Se trata de uno de los pocos castillos del Loira que sigue perteneciendo a la misma familia desde hace siglos, los Hurault.
Por un instante nos hemos alejado del Loira, pero sus orillas vuelven a reclamar nuestra atención con el castillo de Chaumont-sur-Loire. Su parque acoge durante el mes de abril un Festival Internacional de Jardines en el que participan paisajistas de todo el mundo. Chaumont forma parte, además, de la historia de rivalidad entre Catalina de Médicis, esposa de Enrique II, y Diana de Poitiers, su bella amante, que residía en el cercano castillo de Chenonceau –ver Visita Guiada–. Tras la muerte del
rey en 1559, Catalina obligó a Diana a trasladarse a Chaumont y así ella pudo adueñarse de Chenonceau, del que siempre había estado enamorada. Situado a pocos minutos en coche, hoy Chenonceau seduce con su galería sobre el río Cher y con la historia de las seis mujeres –entre ellas, Diana y Catalina– que lo remodelaron del siglo xvi al xx.
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